El Café Trece Lunas empezó en el 2004, tiene cinco años de evolución, proceso y experiencia. Con el paso del tiempo la bases principales del café se han ido puliendo, estas bases están fundadas en la filosofía del movimiento slow, la ecología y las manifestaciones culturales.
Todo empezó de casualidad, siguiendo las señales sin saber que eran señales, haciéndolo todo solo por instinto, sin saber que es lo que se quería lograr, pero igual caminando hacia ello, un pasillo, un cuarto, una terraza, muchas cosas inservibles, un terrible miedo, sin dinero, pero con muchos sueños, un argentino con un pie de yeso y con el otro que le quedaba, pisando Argentina, un caber en la entrada, el espanta pájaros e innumerables cosas más.
Así empezó el sueño que con el paso del tiempo se fue acomodando o desacomodando según la percepción de cada uno, los colores que empezaron a cambiar, los clientes que no eran clientes, sino amigos que nos ayudaban, que nos frecuentaban, (de a diario). Los mismos amigos que empezaron a cumplir con un horario de trabajo, con nosotros, empezaron las actividades, clases de tango, de guitarra, las velas del pasillo, las exposiciones, los filósofos, la hermana de uno de ellos que se empezó a juntar con sus amigos los jueves, las lluvias que nos agüitaban la venta, el amontonadero en la cocina, mi hermana y su oficina, la ampliación, para algunos comercial, para otros más espacio para los sueños, la partida de algunos miembros, la llegada de otros, el movimiento slow, roque, Don Gonzalo, el policía, los de enfrente, los de la vuelta, el Silver.
Recuerdos y carcajadas imborrables, abrazos, lágrimas, cumpleaños, peleas, regaños. El Trece Lunas seguirá en movimiento, lo que hemos generado sigue aquí, y no en Abasolo 876, sino en cada uno de nosotros, en la conciencia que nos despertó, en la conexión que hicimos.
Levantando la cara, sin achicarnos por nada, agradeciendo cada día, recibiendo solo lo bueno, vamos trece lunas, a seguir con nuestros 13 sueños.
I. El Trece Lunas busca generar un espacio abierto a cualquier tipo de manifestaciones artística y cultural, excepto cuando estas van en contra del espíritu slow, restrinjan la libertad, la tolerancia o el respeto a las minorías.
II. El Trece Lunas se rige por el espíritu slow tanto en las comidas y bebidas que ofrece como en el trato y la interacción con la raza.
III. El trece lunas entiende por movimiento slow las actividades realizadas y siempre disfrutando de esas acciones.
Aplicando la filosofía slow a la cocina creemos que un cocinero, al realizar un platillo no solo mixtura ingredientes adecuados, sino que también vuelca su energía y su corazón al plato. En conse-cuencia, si lo realiza apresurado y sin pensar en él, no tendría el mismo sabor, ni el mismo efecto, en el cuerpo ni en el alma.
Aplicando la filosofía slow al espacio, en el Trece Lunas intentamos que el tiempo deje de transcurrir del modo usual, es un lugar sin tiempo donde una plática puede empezar con tu amigo, tanto como con el mesero o los cocineros. La idea no es que vengas y te vayas, sino que vivas una experiencia diferente a cada lugar que has visitado.
IV. Considerando que la construcción en la que se sitúa el Trece Lunas tiene un valor arquitectónico e histórico importante para la ciudad de Monterrey, nuestras activida-des y modificaciones del entorno se realizan respetando y complementando dicho valor.
V. En el Trece Lunas, existen en funciona-miento diversos talleres multiculturales, tales como artes plásticas, violín, tango, guitarra y piano. Estos espacios se mantie-nen abiertos para todos aquellos que quieran compartir algún conocimiento.
